EUROPA
PRESS
29 mayo
2024
Mireia
Grossman, fisioterapeuta de suelo pélvico: “Debemos cambiar el concepto
de menopausia a plenipausia”
Gran parte de las mujeres, por la
educación recibida y por la sociedad que impera, no ven con buenos ojos a la
menopausia. La consideran como “un tobogán hacia el infierno”
porque “sumar años lo hace en negativo, igual que la menopausia”.
Así lo defiende Mireia Grossman, fisioterapeuta, fisiosexóloga, osteópata y experta en suelo pélvico, quien
acaba de publicar su segundo libro, esta vez con Larousse, ‘Menopausia.
No hay reglas’, donde defiende que, pese a todo esto, “una mujer en
torno a los 50 está en plena plenitud emocional, y física”.
Publica este libro porque quiere romper la idea de que
“llegar a la menopausia es un desastre” porque, a su juicio, esta
nueva etapa en la vida de la mujer representa una oportunidad que no se debe
desaprovechar. “Para mí es frustrante que mujeres en plenitud sientan que
no valen nada”, nos confiesa.
Es verdad que con la llegada de la menopausia la mujer tiene
que buscar su camino, tal y como reseña, que no es fácil: “La menopausia
es un tsunami, pero hay que hablar también de lo bueno. Una mujer de 50 tiene
mucha fuerza, y puede priorizar siempre lo que le gusta y le apetece. Es una
etapa de mucha fuerza donde la mujer conecta consigo misma. La menopausia puede
ser nuestro gran momento, tenemos fuerza. Debemos cambiar
el concepto de menopausia a plenipausia, y tengo que
dejar de añorar lo que ya no tengo y valoro, a lo que ahora tengo”.
Problemas del suelo pélvico en la menopausia
Con la llegada de la menopausia descienden los niveles de
estrógenos en el cuerpo de la mujer, “un regalo para los tejidos”
de la vulva, la vagina, la vejiga, y la uretra, de manera que favorece su
lubricación, tonificación, densidad y elasticidad, tal y como describe.
“Cuando llega la menopausia sufren, el sistema queda frágil, se produce
una atrofia vaginal por lo que las paredes ya no son lo que eran. Deja los
tejidos frágiles y vulnerables y la bajada de hormonas sexuales afecta a la
vulva, a la vagina, y al tracto urinario. Podemos tener problemas genitales y
también urinarios, lo que se conoce como el ‘síndrome genitourinario de
la menopausia’”, señala.
Ahora bien, incide esta experta en que este síndrome no
tiene por qué darse en todas las mujeres, ni tampoco al mismo nivel en todas
las mujeres. “Se manifiesta según el estado previo de los tejidos, de la
alimentación, o del estilo de vida”, agrega.
Entre otros signos del síndrome genitourinario señala esta
fisioterapeuta especialista en suelo pélvico: dolor al miccionar,
predisposición a infecciones de orina, urgencia miccional, polaquiuria,
incontinencia de esfuerzo, ardor o picor genital, sequedad vaginal, tendencia
al prolapso de órganos pélvicos, dolor en las relaciones sexuales, lesiones
derivadas del coito, principalmente.
Pocas saben cómo es su vulva
Uno de sus principales consejos para combatir el efecto de
la menopausia de Grossman es que cada mujer conozca su suelo pélvico,
concretamente su vulva, y la mire en el espejo. En su opinión, el gran problema
del suelo pélvico es que es poco conocido por el cerebro. Por eso plantea desde
casa el mirarnos con el espejo para que el cerebro conecte con la vulva porque
sólo así podrá regenerarla.
“Cualquier capacidad de regeneración será a través de
conexiones neuronales, de manera que si el cerebro conoce la zona podrá
regenerarla mejor. Nuestro cerebro no puede regenerar una zona que no conoce.
Si el cerebro no conecta, no invierte neuronas, y buscamos placer sexual, por
ejemplo, pero si el cerebro no está, no nos irá bien”, defiende, al
tiempo que recuerda que, por ejemplo, la vulva cambia de color durante el día y
presenta un color diferente por la mañana que por la noche, así como cuando
está excitada, a la vez que va cambiado con el paso de los años.
Pero también sostiene que debemos observar la zona por salud,
igual que cuando nos miramos por si nos sale una peca sospechosa en otra zona
del cuerpo. Al mismo tiempo, considera Mireia Grossman que los Kegel también
vienen muy bien porque es “gimnasia de suelo pélvico”, donde no
sólo tonificamos la zona, sino que con ellos dice que llenamos el tejido de
sangre, de manera que se convierte en un tejido con capacidad de regeneración.
“Cuando haces un Kegel al tejido le das vida que me dan problemas por
falta de vida”, apostilla.
La importancia del deporte y de una buena alimentación
A base de deporte y de buena alimentación también reforzamos
y cuidamos de nuestro suelo pélvico en la menopausia, sostiene esta especialista,
incidiendo en la importancia del movimiento, no sólo con ejercicios de fuerza.
Aquí advierte sobre el crossfit, “un deporte que es una salvajada y donde
el suelo pélvico corre mucho peligro”. “
“El cuerpo debe moverse, pero con sentido común.
Siempre es bueno realizarlo, pero con asesoramiento al lado. Hay que levantar
pesas, pero con cabeza, hay cosas intermedias entre estar todo el día sentada o
bien ser adicta al gimnasio. Siempre hay que estar en movimiento, peso bien
gestionado”, subraya.
Pon al servicio tus hormonas
Y con la menopausia se pierden los estrógenos, si bien
remarca que podemos poner las hormonas a nuestro servicio en esta etapa de la
vida, “hormonas amigas, como la dopamina, o la serotonina, por ejemplo,
que representan pequeñas chispas hormonales, pequeñas alegrías con las que poco
a poco vamos avanzando”.
¿Cómo? Propone ejercicios de relajación, reduciendo los
niveles de estrés, con pequeños objetivos diarios, haciendo ejercicio físico,
higiene del sueño, meditación, escuchando música, o por ejemplo estando con los
amigos, comiendo en grupo, haciendo regalos, entre otras.
En último lugar, defiende que Debemos prepararla
previamente, por el cambio hormonal todo baja, y hay que llegar a la carrera
para pegar un salto y contrarrestar la caída, llegamos reptando encogidas a ver
qué va a pasar y hay que prepararla por la puerta grande, por eso a los 40
cuando aún tenemos la menstruación, vale la pena mirarla de cara porque ya te
crees que llegas a una fase diferente, pero hay que ir preparando el
territorio, y el suelo pélvico es necesario prepararlo para no tener problemas
al entrar.