EUROPA
PRESS
9 septiembre
2023
Un
vínculo entre memoria y apetito explica la obesidad
El trastorno de las conexiones entre la
memoria y los circuitos cerebrales que regulan el apetito es directamente
proporcional al índice de masa corporal (IMC), sobre todo en los pacientes que
padecen trastornos de la alimentación que pueden conducir a la obesidad, como
el trastorno por atracón, según una nueva investigación de la Facultad de
Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos).
La investigación, que publican en la revista 'Nature',
señala que las personas obesas presentan alteraciones en las conexiones entre
el hipocampo dorsolateral (dlHPC) y el hipotálamo lateral (LH), lo que puede
afectar a su capacidad para controlar o regular las respuestas emocionales
cuando anticipan comidas o caprichos gratificantes.
"Estos hallazgos subrayan que los cerebros de algunos
individuos pueden ser fundamentalmente diferentes en las regiones que aumentan
el riesgo de obesidad, autor principal, Casey Halpern, profesor asociado de
Neurocirugía y Jefe de Estereotáctica y Neurocirugía Funcional en Penn Medicine
y el Cabo Michael J. Crescenz Veterans Affairs Medical Center. Afecciones como
los trastornos alimentarios y la obesidad son mucho más complicadas que
simplemente controlar el autocontrol y comer más sano. Lo que estos individuos
necesitan no es más fuerza de voluntad, sino el equivalente terapéutico de un
electricista que pueda hacer bien estas conexiones dentro de su cerebro".
El dlHPC está situado en la región del cerebro que procesa
la memoria, y el LH está en la región del cerebro responsable de mantener el
cuerpo en un estado estable, llamado homeostasis. Investigaciones anteriores
han encontrado una asociación con la pérdida de función en el hipocampo humano
en individuos con obesidad y trastornos alimentarios relacionados, como el BED.
Sin embargo, al margen de técnicas de imagen como la resonancia
magnética (RM), la función del hipocampo ha sido difícil de estudiar en humanos
con obesidad y trastornos alimentarios relacionados.
En este estudio, los investigadores pudieron evaluar a
pacientes cuyos cerebros ya estaban siendo monitorizados eléctricamente en la
Unidad de Monitorización de Epilepsia. Los investigadores monitorizaron la
actividad cerebral mientras los pacientes anticipaban y luego recibían un dulce
(un batido de chocolate). Descubrieron que tanto el dlHPC como el LH se
activaban simultáneamente cuando los participantes anticipaban recibir la
comida gratificante. Estos investigadores confirmaron, mediante técnicas de
estimulación de las que fueron pioneros los coautores Kai Miller, y Dora Hermes
Miller, de la Clínica Mayo, que esta zona específica del hipocampo, el dlHPC y
el LH también mostraban una conectividad extremadamente fuerte.
En individuos con obesidad, los investigadores descubrieron
que el deterioro de este circuito hipotálamo-hipocampo era directamente
proporcional a su IMC. Es decir, en los participantes con un IMC elevado, la
conexión estaba aún más alterada.
Para validar aún más la conexión, el equipo de Halpern
utilizó una técnica llamada "aclaramiento cerebral", para analizar el
tejido cerebral. La técnica reveló la hormona concentradora de melanina, una
hormona conocida por regular el comportamiento alimentario que se produce en el
HL. Encontraron la presencia de MCH en el dlHPC, y en ningún otro lugar, lo que
confirma un vínculo entre las dos regiones.
"El hipocampo nunca se ha utilizado para tratar la
obesidad ni los trastornos alimentarios que a veces la provocan, afirma
Halpern. Esperamos poder utilizar esta investigación tanto para identificar qué
individuos son propensos a desarrollar obesidad más adelante en la vida, como
para desarrollar terapias novedosas -tanto invasivas como no- para ayudar a
mejorar la función de este circuito crítico que parece ir mal en los pacientes
que son obesos".