EUROPA
PRESS
22 marzo
2023
La
"paradoja de la obesidad" no existe
Una nueva investigación ha desmentido
la idea de que existe una "paradoja de la obesidad", según la cual se
cree que los pacientes con insuficiencia cardiaca que tienen sobrepeso o son
obesos tienen menos probabilidades de acabar en el hospital o morir que las
personas con un peso normal.
El estudio, publicado en el 'European Heart Journal',
demuestra que si los médicos miden la relación entre la cintura y la altura de
sus pacientes, en lugar de fijarse en su índice de masa corporal (IMC),
desaparece la supuesta ventaja de supervivencia de las personas con un IMC de
25 kg/m2 o más.
La "paradoja de la obesidad" se refiere a los
hallazgos contraintuitivos que sugieren que, aunque las personas con sobrepeso
u obesidad corren un mayor riesgo de desarrollar problemas cardiacos, una vez
que una persona ha desarrollado una afección cardiaca, las que tenían un IMC
más alto parecían evolucionar mejor y tenían menos probabilidades de morir que
las de peso normal.
Se han sugerido varias explicaciones, entre ellas el hecho
de que, una vez que alguien ha desarrollado problemas cardiacos, un poco de
grasa extra protege de algún modo contra problemas de salud posteriores y la
muerte, sobre todo porque las personas que desarrollan una enfermedad grave y
crónica suelen perder peso.
John McMurray, catedrático de
Cardiología Médica de la Universidad de Glasgow (Reino Unido), que dirigió la
última investigación, explica que "ee ha
sugerido que vivir con obesidad es bueno para los pacientes con insuficiencia
cardiaca y fracción de eyección reducida, que es cuando la cavidad principal
del corazón es incapaz de exprimir las cantidades normales de sangre. Sabíamos
que esto no podía ser cierto y que la obesidad debía ser mala en lugar de
buena, reconoce. Pensamos que parte del problema radicaba en que el IMC era un
indicador débil de la cantidad de tejido adiposo de un paciente".
Como escriben el profesor Stephan von
Haehling, cardiólogo consultor, y el doctor Ryosuke Sato, investigador asociado, ambos del Centro
Médico de la Universidad de Gotinga (Alemania), en un editorial adjunto, el IMC
no tiene en cuenta la composición corporal de grasa, músculo y hueso, ni dónde
está distribuida la grasa.
"¿Sería factible suponer que un luchador profesional
estadounidense (más músculo) y un luchador de sumo japonés (más grasa) con el
mismo IMC tendrían un riesgo similar de enfermedad cardiovascular? –señalan.
Lo mismo puede decirse de personas como Arnold Schwarzenegger en sus años de
juventud, cuando protagonizó 'Terminator', con un IMC de unos 30 kg/m2".
Este estudio es el primero que examina distintas formas de medir
el tamaño y las proporciones de los pacientes, incluido el IMC, pero también
medidas antropométricas como la relación cintura-estatura, el perímetro de la
cintura y la relación cintura-cadera, y ajusta los resultados de los pacientes
para tener en cuenta otros factores que intervienen o predicen estos
resultados, como los niveles de péptidos natriuréticos, hormonas que se
segregan en la sangre cuando el corazón está bajo presión, como ocurre con la
insuficiencia cardíaca.
"Los péptidos natriuréticos son la variable pronóstica
más importante en los pacientes con insuficiencia cardíaca. Normalmente, los
niveles de péptidos natriuréticos aumentan en las personas con insuficiencia
cardíaca, pero los pacientes obesos tienen niveles más bajos que los que tienen
un peso normal", explica McMurray.
McMurray y sus colegas analizaron los
datos de 1.832 mujeres y 6.567 hombres con insuficiencia cardíaca y fracción de
eyección reducida que participaron en el ensayo internacional aleatorizado y
controlado PARADIGM-HF, realizado en 47 países de seis continentes. Cuando se
aleatorizó a los pacientes, los médicos recogieron datos sobre el IMC, la
presión arterial, las medidas antropométricas, los resultados de los análisis
de sangre, los antecedentes médicos y los tratamientos. A los investigadores
les interesaba saber qué pacientes fueron hospitalizados por insuficiencia
cardiaca o murieron a causa de ella.
Se observó una "paradoja obesidad-supervivencia",
según la cual las tasas de mortalidad eran menores en las personas con un IMC
igual o superior a 25 kg/m2, pero esta paradoja desapareció cuando los
investigadores ajustaron los resultados para tener en cuenta todos los factores
que pueden afectar a los resultados, incluidos los niveles de péptidos
natriuréticos.
El primer autor del estudio, el doctor Jawad
Butt, investigador del Hospital Universitario de Copenhague-Rigshospitalet,
Copenhague (Dinamarca), que llevó a cabo los análisis, señala que "la
paradoja fue mucho menos evidente cuando se analizó la relación cintura-estatura,
y desapareció tras ajustar las variables pronósticas".
"Tras el ajuste, tanto el IMC como la relación
cintura-estatura mostraron que más grasa corporal se asociaba a un mayor riesgo
de muerte u hospitalización por insuficiencia cardiaca, pero esto era más
evidente en el caso de la relación cintura-estatura --prosigue--. Cuando se
analizó la relación cintura-estatura, se observó que el 20% de las personas con
más grasa tenía un riesgo un 39% mayor de ser hospitalizado por insuficiencia
cardiaca".
Según McMurray, el estudio
"demuestra que no existe la 'paradoja de la supervivencia a la obesidad'
cuando utilizamos mejores formas de medir la grasa corporal. El IMC no tiene en
cuenta la localización de la grasa en el cuerpo ni su cantidad en relación con
el músculo o el peso del esqueleto, que pueden diferir según el sexo, la edad y
la raza. En la insuficiencia cardíaca en concreto, el líquido retenido también
contribuye al peso corporal".
"Son los índices que no incluyen el peso, como el
cociente cintura-estatura, los que han aclarado la verdadera relación entre la
grasa corporal y los resultados de los pacientes en nuestro estudio, mostrando
que una mayor adiposidad se asocia en realidad con peores resultados, no
mejores, incluidas tasas elevadas de hospitalización y una peor calidad de vida
relacionada con la salud", añade.
Por eso, reitera que "la obesidad no es buena y es mala
en los pacientes con insuficiencia cardíaca y fracción de eyección reducida.
Estas observaciones plantean la cuestión de si la pérdida de peso podría
mejorar los resultados, y necesitamos ensayos para comprobarlo".
"Es importante porque el infradiagnóstico
de la insuficiencia cardíaca en personas obesas es un problema importante en la
atención primaria, alerta. A menudo se considera que los síntomas de disnea de
los pacientes se deben únicamente a la obesidad. La obesidad es un factor de
riesgo y un factor impulsor de la insuficiencia cardíaca. Mientras que en el
pasado la pérdida de peso podía ser una preocupación para los pacientes con
insuficiencia cardíaca y fracción de eyección reducida, hoy lo es la
obesidad".