DIARIO SEVILLA
28 septiembre 2011
Fallece el médico y
humanista Juan Ramón Zaragoza
Zaragoza destacó por ser uno de los pioneros en la
introducción de la medicina antienvejecimiento.
27
comentarios15 votos Con la silenciosa muerte de José Ramón Zaragoza Rubira (Valencia, 1938-Sevilla, 2011) el pasado día 25,
Sevilla pierde para siempre no sólo a un profesional de la medicina y la
docencia universitaria, sino a todo un humanista que tocó campos tan diversos
como la historia, la literatura o la divulgación científica en diferentes
medios de comunicación.
Valenciano
de nacimiento y formación universitaria, no llegó a Sevilla hasta 1971 como
catedrático de Radiología y Medicina Física, disciplinas a las que dedicó una
brillante carrera que culminó como Catedrático Emérito. Generaciones de
estudiantes que pasaron por la Facultad de Medicina de la Hispalense recuerdan
la amenidad y calidad de unas lecciones magistrales en las que, como recordaba
ayer el actual decano, Juan Ramón Lacalle, desplegaba
su inmensa cultura y que eran "muy valoradas por los alumnos".
"Consistían en clases salpicadas de anécdotas históricas en las que se
abordaban asuntos novedosos entonces, como el uso médico del calor o los
iones". Lacalle recuerda también a Zaragoza Rubira como el hombre que introdujo en la Facultad de
Medicina de Sevilla la técnica médica de la acupuntura, hoy completamente
aceptada, pero entonces puesta en duda. Esta conexión con los estudiantes le
llevó a dirigir unas sesenta tesis doctorales y un centenar de tesinas de
licenciatura.
Su
inmensa voracidad intelectual le llevó también a probar en el campo de la
novela con considerable éxito al obtener el prestigioso Premio Nadal en 1980
por Concerto Grosso (Planeta De Agostini
Barcelona, 1999). En el campo de la historia médica, uno de sus favoritos,
destaca su obra Medicina y Sociedad en la España romana. Después publicaría
títulos como Tabaco y salud (Madrid 1980) o Vida larga y sana (Planeta 1990).
Esta
vocación humanista, que le coloca en la misma estirpe que Marañón, le llevó a
ser nombrado miembro de la Real Academia de Medicina de Sevilla y, con
posterioridad, de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Otros cargos y
títulos que desempeñó a lo largo de su vida fueron los de decano de la Facultad
de Medicina de Sevilla y el de delegado provincial del Ministerio de Sanidad.
Además
de en la Universidad, Zaragoza Rubira demostró su
magisterio en multitud de charlas de divulgación o técnicas, conferencias,
congresos y simposios. También en su labor en el Centro Radiológico
Computarizado y en la Fundación Plenum.