EUROPA
PRESS
9 septiembre
2024
Ni
la comida, ni el ejercicio... esta es la clave para vivir más
La capacidad de afrontar y adaptarse
bien a circunstancias y acontecimientos desafiantes de la vida en la vejez está
vinculada a un menor riesgo de muerte, sugiere un gran estudio representativo a
nivel nacional, publicado en la revista 'BMJ Mental Health'
por Yiqiang Zhan,
Departamento de Epidemiología, Facultad de Salud Pública de la Universidad Sun
Yat-Sen (China). Los hallazgos subrayan la importancia de los esfuerzos para
reforzar la resiliencia mental, concluyen los investigadores.
La evidencia disponible sugiere que la resiliencia mental es
un proceso dinámico y activo en el que influyen diversos factores, entre ellos
el sexo, las hormonas y los genes que regulan la respuesta del cuerpo al
estrés. Se cree que esta capacidad evoluciona y varía a lo largo de diferentes
períodos del ciclo vital, afirman los investigadores.
En la vejez, las buenas habilidades de afrontamiento pueden
ayudar a compensar el impacto negativo de las enfermedades crónicas y la
discapacidad posterior. Y si bien la capacidad de recuperarse físicamente
después de una enfermedad y un trauma está asociada con un envejecimiento más
lento y el riesgo de muerte, no está claro si la resiliencia mental podría
tener efectos similares, explican los investigadores.
Para explorar esta idea más a fondo, los investigadores
analizaron los datos del Estudio de Salud y Jubilación de Estados Unidos (HRS),
un estudio a largo plazo representativo a nivel nacional de adultos
estadounidenses de al menos 50 años. Este estudio comenzó en 1992 e incluye
información sobre el estado económico, de salud, civil y familiar de los
participantes, a quienes se monitorea cada 2 años.
Los investigadores se basaron en dos oleadas (2006-2008) de
datos de la HRS, cuando se recogieron preguntas sobre resiliencia mental por
primera vez, e incluyeron un total de 10.569 participantes con datos completos
en el análisis final. Su edad media era de 66 años; el 59% de ellos eran mujeres.
La resiliencia mental se evaluó mediante una escala validada
que abarca cualidades como la perseverancia, la calma, el sentido de propósito,
la confianza en uno mismo y el reconocimiento de que ciertas experiencias deben
afrontarse en solitario. La puntuación media de toda la muestra fue de 9,18
(rango 0-12).
Se hizo un seguimiento de los participantes hasta su muerte
o hasta finales de mayo de 2021, lo que ocurriera primero. Durante un período
de seguimiento promedio de 12 años, murieron 3489 personas.
Así, surgió una asociación casi lineal entre la puntuación
de resiliencia mental y la muerte por cualquier causa: cuanto mayor era la
puntuación, menor era el riesgo de muerte, y esta asociación era más fuerte en
las mujeres que en los hombres.
Los puntajes de resiliencia se dividieron en cuartiles (25%)
y se vincularon con las probabilidades de supervivencia a 10 años. Estas fueron
del 61% para aquellos en el cuartil inferior (1), subiendo al 72% y 79% para
los cuartiles medios (2 y 3), y al 84% para aquellos en el cuartil superior
(4).
El análisis de supervivencia mostró que aquellos en el
cuartil más alto tenían un 53% menos de probabilidades de morir en los próximos
10 años que aquellos en el cuartil más bajo. Esta asociación siguió siendo estadísticamente
significativa después de ajustar por estado civil, sexo, raza y peso (IMC),
pero cayó al 46% después de tener en cuenta la mala salud (diabetes, cáncer y
enfermedad cardiovascular) y al 38% después de tener en cuenta un estilo de
vida poco saludable.
En total, el riesgo de muerte fue 20% menor (segundo
cuartil), 27% menor (tercero) y 38% menor (cuarto) en aquellos con puntuaciones
de resiliencia mental más altas que en aquellos con puntuaciones más bajas
(primer cuartil), una vez que se tuvieron en cuenta los factores potencialmente
influyentes.
Se trata de un estudio observacional y, como tal, no se
pueden extraer conclusiones firmes sobre la causalidad. Además, los
investigadores reconocen que no se tuvo en cuenta la posible influencia de los
factores genéticos y hormonales ni de las adversidades en la infancia. El análisis
también se basó en datos de referencia, pasando por alto cambios potencialmente
influyentes durante el período de seguimiento.
"Se han identificado diversos factores, entre ellos, el
sentido de la vida, las emociones positivas, la salud autoevaluada y la
satisfacción con el apoyo social, como posibles influencias en la resiliencia
psicológica", explican los investigadores. "Despertar estas emociones
positivas puede potenciar los efectos protectores de la resiliencia psicológica
y mitigar el impacto negativo de la adversidad acumulada en la salud mental de
los adultos".
"Los hallazgos subrayan la posible eficacia de las
intervenciones destinadas a promover la resiliencia psicológica para mitigar
los riesgos de mortalidad", concluyen.