EUROPA
PRESS
24 julio
2023
Mantenerse
activo en la vejez: la receta perfecta para una buena calidad de vida
El ejercicio físico tiene muchos
beneficios para la salud, pero es aún más importante moverse cuando se llega a
la edad anciana para evitar problemas de movilidad, así como ejercitar la
mente. Aunque esta actividad física debe ser adecuada a las condiciones físicas
de cada uno, lo que está claro es que asegura una mejor calidad de vida, según
un estudio de la Universidad de Cambridge realizado en casi 1.500 adultos mayores.
Por lo tanto, una reducción en la cantidad de tiempo que se
dedica a la actividad física cuando los adultos tienen más de sesenta años está
relacionada con una menor calidad de vida. Lo mismo ocurrió con los aumentos en
la cantidad de tiempo sedentario, como mirar televisión o leer.
Se sabe que la actividad física, particularmente cuando es
de intensidad moderada y aumenta la frecuencia cardíaca, reduce el riesgo de
una serie de enfermedades, incluidas las enfermedades cardíacas, los accidentes
cerebrovasculares, la diabetes y el cáncer.
Por ello, es recomendable que los adultos hagan al menos 150
minutos de actividad de intensidad moderada o 75 minutos de actividad de
intensidad vigorosa a la semana. También se recomienda a los adultos mayores
que rompan los periodos prolongados de sedentarismo con actividad ligera cuando
sea físicamente posible, o al menos estando de pie, ya que esto tiene distintos
beneficios para la salud de las personas mayores.
En este nuevo trabajo, los investigadores examinaron los
niveles de actividad entre 1.433 participantes de 60 años o más utilizando
acelerómetros. Además, el equipo también analizó la calidad de vida relacionada
con la salud, una medida de la salud y el bienestar que incluye el dolor, la
capacidad de cuidarse a sí mismo y la ansiedad/estado de ánimo.
Los participantes recibieron una puntuación entre 0 (peor
calidad de vida) y 1 (mejor) según sus respuestas a un cuestionario. Las
puntuaciones más bajas de calidad de vida están relacionadas con un mayor
riesgo de hospitalización, peores resultados después de la hospitalización y
muerte prematura.
Los participantes fueron seguidos un promedio de poco menos
de seis años más tarde para observar los cambios en su comportamiento y calidad
de vida.
Los resultados del estudio, publicados en la revista
científica 'Health and Quality
of Life Outcomes',
revelan que, en promedio, seis años después de su primera evaluación, tanto
hombres como mujeres hacían alrededor de 24 minutos menos de actividad física
de moderada a vigorosa por día. Al mismo tiempo, el tiempo sedentario total
aumentó en un promedio de alrededor de 33 minutos al día para los hombres y
alrededor de 38 minutos al día para las mujeres.
Aquellos individuos que realizaron más actividad física de
moderada a vigorosa y pasaron menos tiempo sedentarios en su primera evaluación
tuvieron una mejor calidad de vida más adelante. Una hora al día más activa se
asoció con una puntuación de calidad de vida 0,02 más alta.
Asimismo, por cada minuto al día menos de actividad física
de moderada a vigorosa medida seis años después de la primera evaluación, las
puntuaciones de calidad de vida se redujeron en 0,03. Esto significa que una
persona que dedicaba 15 minutos al día menos a dicha actividad habría visto
caer su puntuación en 0,45.
Los aumentos en los comportamientos sedentarios también se
asociaron con una peor calidad de vida: una caída en la puntuación de 0,012
para cada minuto por día de aumento en el tiempo sedentario total seis años
después de la primera medición. Esto significa que una persona que pasara 15
minutos al día más sentada habría visto caer su puntuación en 0,18.
Para poner los resultados en un contexto clínico, una mejora
de 0,1 puntos en las puntuaciones de calidad de vida se asoció previamente con
una reducción del 6,9 por ciento en la muerte prematura y una reducción del 4,2
por ciento en el riesgo de hospitalización.
"Mantenerse activo y limitar, y cuando pueda,
interrumpir, la cantidad de tiempo que pasa sentado es realmente importante en
cualquier etapa de la vida en la que se encuentre. Esto parece ser
particularmente importante en la vejez, cuando puede conducir a mejoras
potencialmente significativas en su calidad de vida y su bienestar físico y
mental", ha explicado Dharani Yerrakalva, una de las responsables de la investigación.
Debido a que el equipo midió la actividad física y el
comportamiento sedentario en diferentes momentos, aseguran que pueden estar
razonablemente seguros de que han demostrado un vínculo causal, es decir, que
la calidad de vida mejora porque las personas se mantienen más activas
físicamente, por ejemplo.
"Hay varias formas en que las mejoras en nuestro
comportamiento físico podrían ayudar a mantener una mejor calidad de vida. Por
ejemplo, más actividad física reduce el dolor en condiciones comunes como la
osteoartritis, y sabemos que ser más activo físicamente mejora la fuerza
muscular, lo que permite que los adultos mayores sigan cuidándose a sí
mismos", ha destacado Yerrakalva.
Del mismo modo, la depresión y la ansiedad están vinculadas
a la calidad de vida y "pueden mejorar siendo más activos y menos
sedentarios", concluye.