EL
MUNDO
27 abril
2023
Las
dietas que la ciencia avala: la mediterránea sí, la paleolítica no
Pere Íñigo
La Asociación Americana de Cardiología
ha hecho una revisión de las dietas actuales y ha establecido un ranking desde
el punto de vista cardiovascular
No todas las dietas cuentan con aval médico, ni todos los
patrones tienen como finalidad mantenernos sanos. La meta principal de la
mayoría, sino todas, son la pérdida de kilos. Desde la Asociación Americana del
Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) han realizado una nueva revisión
científica, publicada en la revista Circulation, en
que ha analizado cómo se adecuan varias dietas.
Entre ellas destaca la mediterránea, porque sigue las
directrices para una alimentación cardiosaludable. La cetógenica
y la 'paleo' no se clasificaron como tal, por las restricciones de alimentos.
Mª Rosa Fernández Olmo, presidenta de la Asociación de Riesgo Vascular y
Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), explica a
este medio que "es un acierto asignar como más "saludables" a la
dieta DASH y mediterránea, que en realidad son muy parecidas, salvo algunos
matices. Pero resulta cierto que la dieta mediterránea con aceite de oliva ha
demostrado, tanto en la población general como en aquellos con enfermedad
cardiovascular previa, disminuir el riesgo cardiovascular y la
mortalidad".
El presidente del comité de redacción de la nueva
declaración científica y la cátedra de medicina Rehnborg
Farquhar de la Universidad de Stanford en Stanford, Christopher D. Gardner,
subraya "la cantidad de patrones dietéticos diferentes y populares que ha
proliferado en los últimos años, y la cantidad de información errónea sobre
ellos en las redes sociales ha alcanzado niveles críticos".
Gardner apunta que "el público, e incluso muchos
profesionales de la salud, pueden estar confundidos con razón acerca de una
alimentación saludable para el corazón, y pueden sentir que no tienen el tiempo
o la capacitación para evaluar las diferentes dietas. Esperamos que esta
declaración sirva como una herramienta para que los médicos y el público
comprendan qué dietas promueven una buena salud cardiometabólica".
Fernández Olmo valora la propuesta de forma positiva, aunque
le pone algunos 'peros’. "Me parece muy interesante hacer una valoración
de todas las dietas actuales, o al menos de los patrones dietéticos más famosos
reconocidos en la actualidad que practica la población. Pero es bajo los
criterios de la Asociación Americana del Corazón, que evidentemente tiene unos
matices diferentes, ya que los patrones dietéticos en parte son determinados
culturalmente".
Mercedes Sotos-Prieto, epidemióloga nutricional en el
CIBERESP y el IMDEA Alimentación, investigadora Ramón y Cajal en la Universidad
Autónoma de Madrid y profesora adjunta en la Escuela de Salud Pública de
Harvard, explica a SMC que "este estudio es una declaración científica que
ha evaluado y puntuado diez patrones de dieta conocidos en función de criterios
consensuados por la evidencia científica que definen dietas cardiosaludables y
que fueron publicadas en 2021 por la Asociación Estadounidense del
Corazón".
La epidemióloga explica que "lo que han hecho es hacer
un ranking de estas dietas populares en función del cumplimiento de cada uno de
estos criterios (por ejemplo: consumir cereales preferentemente integrales en
lugar de refinados o usar aceites líquidos de origen vegetal como el aceite de
oliva y no aceites tropicales como el de coco o grasas animales como la
mantequilla)".
¿Qué variables se han medido en el examen a las dietas?
Cada patrón dietético se midió en función de 9 de las 10
características de la guía de la Asociación Americana del Corazón para un
patrón alimentario cardiosaludable. El único elemento que no se utilizó en la
puntuación fue "comer para lograr un equilibrio energético adecuado para
mantener un peso saludable", ya que en este aspecto influyen factores
distintos de las elecciones dietéticas, como el nivel de actividad física, y se
aplica por igual a todas las categorías de dietas.
Las recomendaciones básicas de las dietas a seguir son bajo
contenido en sal, cero azúcares añadidos, sin alcohol, evitar aceites
tropicales y no incluir alimentos procesados, y sí contener alimentos ricos en
verduras sin almidón, frutas, cereales integrales y legumbres. Las proteínas
deben proceder principalmente de fuentes vegetales (como legumbres, alubias o
frutos secos), junto con pescado o marisco, aves y carnes magras, y productos
lácteos bajos en grasa.
Las características definitorias de las dietas se puntuaron
en función de su grado de adecuación a las directrices: 1 punto por cumplirlas
totalmente, 0,75 puntos por cumplirlas en su mayor parte y 0,5 puntos por
cumplirlas parcialmente. Si un aspecto de la dieta no cumplía en absoluto las
directrices, se le asignaba cero puntos. Las puntuaciones resultantes se
sumaron y ajustaron para obtener una puntuación de 0 a 100, en la que 100
indicaba el mayor cumplimiento de las directrices dietéticas de la American
Heart Association.
¿Cuáles son las dietas más efectivas?
·
Estilo DASH, Mediterránea, pescetariana
y vegetariana (puntuaciones superiores a 85): los cuatro patrones con la
puntuación más alta son flexibles y ofrecen una amplia gama de alimentos
saludables entre los que elegir. El patrón de alimentación estilo DASH recibió
una puntuación perfecta al cumplir todas las directrices de la Asociación. La
dieta mediterránea también está muy bien valorada. Como no aborda
explícitamente la sal añadida e incluye el consumo moderado de alcohol (en
lugar de evitarlo o limitarlo), tiene una puntuación ligeramente inferior a la
de DASH. Además, la mayoría de las características de un patrón de alimentación
vegetariano coinciden con las directrices dietéticas de la AHA. Los planes de
alimentación pescetariana y vegetariana que incluyen
huevos, lácteos o ambos también se situaron en el nivel superior.
"Si se aplican según lo
previsto, los patrones dietéticos del nivel superior se ajustan mejor a las
directrices de la Asociación Americana del Corazón y pueden adaptarse para
respetar las prácticas culturales, las preferencias alimentarias y los
presupuestos para que la gente pueda comer siempre de esta manera, a largo
plazo", dijo Gardner.
Aquí, Sotos-Prieto apunta que
"cada uno puede elegir lo que más se adecue a sus preferencias alimentarias,
culturales o monetarias, a la vez que comparten características comunes
(consumo de frutas y verduras, legumbres, frutos secos o aceites vegetales).
Hay que mencionar que estos cuatro patrones, al tener una ingesta reducida de
carne, tienen menos impacto medioambiental y son más sostenibles que, por
ejemplo, la dieta cetogénica".
·
Dietas veganas y bajas en grasas (puntuaciones 75-85): las
dietas veganas y bajasen grasas también hacen hincapié en el consumo de
verduras, frutas, cereales integrales, legumbres y frutos secos, al tiempo que
limitan el alcohol y los alimentos y bebidas con azúcar añadido. Sin embargo,
las restricciones del patrón alimentario vegano pueden dificultar su
seguimiento a largo plazo o cuando se come fuera de casa. Este patrón puede
aumentar el riesgo de deficiencia de vitamina B-12, que puede causar anomalías
en los glóbulos rojos que provoque anemia; por lo tanto, los médicos pueden
recomendar la administración de suplementos.
¿Y cuáles son las malas?
·
Dietas muy bajas en grasas y bajas en carbohidratos
(puntuaciones 55-74): estos patrones dietéticos presentan una concordancia de
baja a moderada con las orientaciones de la sociedad médica. Una motivación
para que algunas personas sigan una dieta muy baja en grasas (a menudo vegana)
puede ser que algunos estudios han demostrado su potencial para ralentizar la
progresión de la acumulación de grasa en las arterias. Se ha demostrado que
estas dietas afectan por igual a la pérdida de peso, la tensión arterial, el
azúcar en sangre y el colesterol en comparación con una dieta saludable baja en
grasas. Sin embargo, ambos patrones restringen los grupos de alimentos que se
destacan en las orientaciones.
Las dietas muy bajas en grasas
perdieron puntos por restringir los frutos secos y los aceites vegetales
saludables (no tropicales). Este patrón alimentario también puede dar lugar a
deficiencias de vitamina B-12, ácidos grasos esenciales y proteínas, lo que
provoca anemia y debilidad muscular.
Las dietas bajas en
carbohidratos restringen las frutas (por su contenido en azúcar), los cereales
y las legumbres. Al restringir los hidratos de carbono, se tiende a disminuir
el consumo de fibra y a aumentar el de grasas saturadas (procedentes de carnes
y alimentos de origen animal), lo que contradice las orientaciones de la
Asociación.
La declaración sugiere que
relajar las restricciones sobre grupos de alimentos como frutas, cereales
integrales, legumbres y semillas puede ayudar a las personas a seguir un patrón
alimentario bajo en carbohidratos y, al mismo tiempo, promover la salud del
corazón a largo plazo.
·
Dietas paleolíticas y muy bajas en carbohidratos/cetogénicas (puntuaciones inferiores a 55): estos dos
patrones alimentarios, utilizados a menudo para perder peso, no se ajustan bien
a las directrices dietéticas. Los puntos fuertes de los patrones alimentarios
muy bajos en carbohidratos son el énfasis en el consumo de verduras sin
almidón, frutos secos y pescado, junto con la reducción al mínimo del consumo
de alcohol y azúcar añadido.
En estudios de hasta seis meses
de duración, se han observado mejoras en el peso corporal y la glucemia con
estas dietas. Sin embargo, al cabo de un año, la mayoría de las mejoras no
diferían de los resultados de una dieta menos restrictiva. La restricción de frutas,
cereales integrales y legumbres puede reducir la ingesta de fibra. Además,
estas dietas son ricas en grasas sin limitar las grasas saturadas. El consumo
de altos niveles de grasas saturadas y bajos niveles de fibra están ambos
relacionados con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
"En realidad, no hay forma
de seguir las dietas del nivel 4 tal y como están concebidas y, al mismo
tiempo, estar en consonancia con la Guía Alimentaria de la Asociación Americana
del Corazón", afirma Gardner. "Son muy restrictivas y difíciles de
seguir a largo plazo para la mayoría de las personas. Aunque es probable que se
produzcan beneficios a corto plazo y una pérdida de peso sustancial, no son
sostenibles. Una dieta que sea eficaz para ayudar a una persona a mantener sus
objetivos de pérdida de peso, desde una perspectiva práctica, tiene que ser
sostenible".
La cardióloga española remacha
que "los patrones dietéticos tienen que ser mantenibles en el tiempo, que
las personas no hagan un esfuerzo para realizarlos, para tener una adherencia
adecuada, culturalmente aceptados y que tengan un impacto beneficioso en la
salud. Sin olvidarnos del resto de estilos de vida como la actividad física, el
estrés, las horas de sueño...".
Estas son las 10 dietas examinadas por la AHA
·
Estilo DASH: describe un patrón alimentario similar al de la
dieta Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión (DASH), que hace
hincapié en las verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, frutos secos
y semillas, y lácteos bajos en grasa, e incluye carnes magras y aves, pescado y
aceites no tropicales. Las dietas nórdica y báltica son otros tipos de este
patrón alimentario.
·
Estilo mediterráneo: también conocido como dieta
mediterránea, este patrón limita los lácteos; hace hincapié en las verduras, la
fruta, los cereales integrales, las legumbres, los frutos secos y las semillas,
el pescado graso y el aceite de oliva virgen extra; e incluye el consumo
moderado de vino tinto.
·
Vegetariana-pescetariana: un
patrón de alimentación basado en plantas que incluye pescado.
·
Vegetariana-Ovo-Lactea: patrón de
alimentación vegetal que incluye huevos (ovovegetariano),
productos lácteos (lactovegetariano) o ambos (ovo-lactovegetariano).
·
Vegetariana-vegana: patrón de alimentación basado en plantas
que no incluye productos de origen animal.
·
Baja en grasas: dieta que limita la ingesta de grasas a
menos del 30% de las calorías totales, incluido el plan de alimentación Volumetrics y el plan de cambio terapéutico del estilo de
vida (TLC).
·
Muy baja en grasas: dieta que limita la ingesta de grasas a
menos del 10% de las calorías totales, incluidas las dietas de Ornish, Esselstyn, Pritikin, McDougal y del Comité de Médicos por una Medicina
Responsable (PCRM). Algunas también pueden considerarse veganas.
·
Baja en hidratos de carbono: dieta que limita los hidratos
de carbono al 30-40% de la ingesta calórica total, e incluye las dietas South
Beach, Zone y de bajo índice glucémico.
·
Paleolítica: también llamada dieta paleo, excluye los
cereales integrales y refinados, las legumbres, los aceites y los lácteos.
·
Muy baja en carbohidratos-cetogénica:
limita la ingesta de carbohidratos a menos del 10% de las calorías diarias e
incluye las dietas Atkins, cetogénica y la cetogénica bien formulada.
**Fuera del examen médico se han quedado los programas
dietéticos comerciales, como Noom o Weight Watchers; aquellas
diseñadas para seguirlas durante menos de 12 semanas; prácticas dietéticas como
el ayuno intermitente o la alimentación restringida en el tiempo; o dietas
diseñadas para tratar afecciones no cardiovasculares (como afecciones
gastrointestinales y alergias o intolerancias alimentarias).