EL
MUNDO
17
julio 2012
¡A tu salud
(ósea)!
Jose Mº Ordovás
Según
el experto, la mejor 'cura' para la osteoporosis es la prevención. Lo más
adecuado es una dieta adecuada desde el nacimiento y una vida activa. El
consumo moderado de alcohol previene la pérdida del hueso.
La salud ósea no suele recibir la misma atención que la de otros órganos como por ejemplo el corazón. Lo cierto es que durante la mayor parte de nuestras vidas, el sistema óseo cumple su misión esencial sin dar mayores problemas. Sin embargo, más tarde o más temprano, también se hace notar en forma de osteoporosis, condición que afecta a la salud, vitalidad y esperanza de vida, sobre todo de las mujeres postmenopáusicas, pero de la que los hombres también son víctimas.
Como bien sabemos, la osteoporosis vuelve a los huesos quebradizos y susceptibles de fracturas. El motivo es que, en contra de lo que se pudiera pensar, el hueso no es una estructura fija sino en continua renovación.
Durante el crecimiento, la adicción de nuevo material supera a la desaparición del antiguo; durante la edad adulta lo ideal es mantener un equilibrio entre estos dos procesos, pero al llegar a determinada edad, lo que suele ocurrir es que la balanza se inclina hacia desaparición de material óseo, o en términos más técnicos a la “resorción”.
Lo mejor, es la prevención
Como ocurre con las otras enfermedades crónico-degenerativas, la mejor 'cura' para la osteoporosis es la prevención, ya que cuanta mayor densidad ósea consigamos durante el crecimiento más tiempo podremos mantener la salud de nuestros huesos durante la senectud. Esa prevención se consigue mediante una dieta adecuada desde el nacimiento y una vida activa.
Es cierto que existen diferentes tipos de fármacos contra la osteoporosis, pero no dejan de tener efectos secundarios que pueden limitar su uso y su éxito. Por lo tanto, un área activa de investigación consiste en la identificación de alimentos o nutrientes que disminuyan la perdida de masa ósea, especialmente en la edad de más riesgo de osteoporosis. A este respecto, un estudio reciente publicado en la revista 'Menopause' viene a demostrar que en un pequeño grupo de mujeres postmenopáusicas, el consumo moderado de alcohol (aproximadamente bebida y media por día) previene la perdida de hueso.
Este hallazgo no es debido al azar, se apoya en la evidencia de estudios previos, incluyendo el famoso estudio del corazón de Framingham, que ya habían mostrado de manera epidemiológica y observacional, que aquellos que consumen alcohol de manera moderada (1-2 bebidas por día), no sólo tienen menos riesgo cardiovascular sino que además gozan de mayor densidad ósea cuando se comparaban con aquellos que bebían excesivamente o no bebían en absoluto.
El consumo moderado de alcohol ejerce beneficios
El último estudio llevado a cabo
por investigadores de
El experimento consistió de varias fases, en la primera se midieron estos marcadores en la sangre de las voluntarias que de manera habitual consumían cantidades moderadas de alcohol (principalmente vino). A continuación, las mujeres dejaron de beber por dos semanas. Lo que se observó es que los marcadores sanguíneos de destrucción ósea habían aumentado durante ese periodo en comparación al tiempo en el que las mujeres consumían su cantidad habitual de alcohol. Una vez se permitió a las mujeres volver a su consumo habitual, los marcadores sanguíneos volvieron a los niveles más saludables que tenían al principio.
La conclusión que se puede sacar de estos datos es que el alcohol parece retardar el proceso de resorción o de destrucción ósea, lo cual se traduce en términos prácticos en que el consumo moderado de alcohol podría proteger a mujeres postmenopáusicas contra las fracturas propias de la osteoporosis.
Contexto del estudio
Es importante el poner este estudio en contexto. Primero, estamos hablando de consumo moderado y que más no es igual a mejor, sino peor de acuerdo con la evidencia epidemiológica. Segundo, que no se puede recomendar a aquellas personas que no bebían habitualmente alcohol que comiencen a consumirlo, pero sí que aquellas que lo hacen, que no lo dejen al menos que haya una razón de más peso.
De momento, estas conclusiones sólo se aplican a personas de características similares a las del estudio, es decir, mujeres entre 50 y 60 años con un consumo moderado de alcohol. Si esto es cierto también a edades más tempranas o en hombres de cualquier edad, necesita demostración experimental y no podemos extrapolarlo basándonos sólo en los resultados de este estudio.
Como siempre la virtud, parece estar en el medio, y en este caso la virtud es algo tan de sentido común como una dieta equilibrada, que en el Mediterráneo incluye el consumo de bebidas alcohólicas en los adultos, y de una vida activa a cualquier edad, que si además se practica al aire libre ayuda a proporcionar esa vitamina D que tanto necesitamos no solamente para mantener la salud ósea sino de todos nuestros órganos. Así que aprovechemos el estío para brindar por nuestra salud (ósea) con una buena copa de vino, tomada en igualmente buena compañía y acariciados por el aire y el sol mediterráneo, y no nos olvidemos del paseo antes o después del brindis.
*Jose
Mª Ordovás es director del laboratorio de Nutrición y
Genómica del USDA-Human Nutrition
Research Center on Aging de