EL MUNDO
26 junio 2011
Delgados, pero con
enfermedades de obesos
Cristina G. Lucio
En esta paradoja podría tener mucho que ver un gen que
acaban de identificar. Está relacionado con la delgadez, pero aumenta el riesgo
cardiovascular.
Todos
sabemos que las personas con sobrepeso tienen más posibilidades que el resto de
sufrir un problema de corazón. Los kilos de más no son buenos compañeros y
aumentan el riesgo de diabetes, hipertensión o hipercolesterolemia, entre otros
factores. Pero parece que tener un cuerpo delgado no siempre es un seguro de
salud cardiaca, según ha demostrado una investigación con participación
española. Sus autores acaban de identificar una alteración genética asociada a
la delgadez que, sin embargo, también aumenta el riesgo de padecer problemas
ligados a la obesidad, como la diabetes tipo 2. La mutación afecta
mayoritariamente a los varones.
"Pensábamos
que sólo la gente obesa tenía un mayor riesgo de padecer problemas metabólicos
o cardiovasculares, pero hemos visto que no, que también en los delgados puede
existir esta predisposición", explica Belén Peral, una de las firmantes
del trabajo e investigadora del Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto
Sols -centro mixto del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Autónoma de Madrid-.
Este
equipo de científicos se encontró con esta paradójica -"y
sorprendente"- alteración al revisar el ADN de más de 75.000 individuos en
busca de variantes génicas que estuviesen relacionadas con las probabilidades
de acumular un mayor o menor porcentaje de grasa corporal.
Lo
primero que les llamó la atención es que esta región cromosómica, situada cerca
del gen IRS1, se asociaba fuertemente con tener una menor grasa corporal,
especialmente en hombres. Esta misma zona del genoma había sido previamente
relacionada con un mayor riesgo de sufrir enfermedades metabólicas, lo que
llevó a estos autores a estudiar más a fondo su papel en el organismo.
Un
análisis pormenorizado confirmó estos datos y puso de manifiesto que IRS1
estaba ligado, entre otros problemas, a la presencia de mayores niveles de
colesterol y azúcar en sangre.
La clave de la 'barriga cervecera'
Aunque
no han podido determinar por qué un gen relacionado con la delgadez es capaz de
aumentar el riesgo cardiovascular, los investigadores sugieren en las páginas
de la revista 'Nature Genetics'
que quienes portan la variante en el gen IRS1 podrían tener alterada la
capacidad para almacenar la grasa en el tejido adiposo subcutáneo. Según su
hipótesis, la grasa se acumularía principalmente en el tejido adiposo que rodea
a las vísceras.
Tal
y como explica Peral, cuando el depósito graso aumenta de tamaño, los lípidos
sobrantes se 'escapan' por el torrente sanguíneo y se acumulan alrededor de las
vísceras, lo que perjudica el funcionamiento de los órganos y desencadena la
alteración de distintos procesos metabólicos.
"Esta
circunstancia explicaría, al menos en parte, por qué muchos varones en general
delgados acumulan más tejido adiposo en la barriga y tienen más riesgo
metabólico y cardiovascular", subraya la investigadora del CSIC.
La
investigación, asegura esta especialista, continuará en el futuro analizando
nuevas características bioquímicas y clínicas de los individuos analizados. Uno
de los objetivos, que perseguirá su equipo, será analizar si la expresión
génica que se ha observado en el citado trabajo tiene algún impacto a nivel
proteico.
En
el estudio están implicadas un total de 72 instituciones académicas, entre las
que también destaca el equipo de José Manuel Fernández-Real, jefe de la sección
de Diabetes del Hospital Josep Trueta
de Girona y miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn). Desde hace años, Fernández-Real y Peral trabajan
codo a codo en estudios de obesidad.
El
trabajo también permitió identificar otro gen ligado a la obesidad que nunca
antes había sido identificado, el SPRY2, cuya presencia se asoció con un mayor
porcentaje de grasa corporal en individuos de ascendencia europea; y confirmó
la influencia en la obesidad de un antiguo conocido de los investigadores, el
gen FTO.