EUROPA
PRESS
9 enero
2023
El
trasplante de folículos pilosos rejuvenece las cicatrices, según un nuevo
estudio
Un estudio internacional, en el que ha
participado el dermatólogo canario Francisco Jiménez Acosta ha demostrado que
el trasplante de folículos pilosos rejuvenece las cicatrices.
En concreto, en un estudio reciente realizado en cicatrices
de tres voluntarios sanos se observó que, tras trasplantar folículos pilosos a
cicatrices cutáneas, estas adoptaron una forma más similar a la piel sana no
dañada, albergando nuevas células y vasos sanguíneos, remodelando el colágeno e
incluso expresando genes que se encuentran más en la piel sana y sin
cicatrices.
Estos hallazgos podrían conducir a mejores tratamientos en
los procesos de cicatrización, lo que genera nuevas esperanzas para aquellos
pacientes que presentan cicatrices extensas que pueden afectar a la función de
algunos órganos y provocar discapacidad.
La autora principal de este estudio, la doctora Claire
Higgins, del Departamento de Bioingeniería del Imperial College
London (Reino Unido), apunta que "tras la cicatrización, la piel
normalmente nunca llega a recuperar las funciones previas a la herida y, hasta
el momento, todos los esfuerzos para remodelar las cicatrices han tenido malos
resultados". "Sin embargo, estos nuevos hallazgos sientan las bases
para nuevas terapias que podrían rejuvenecer incluso cicatrices maduras, además
de ayudar potencialmente a remodelar cicatrices y restaurar las funciones que
tenía la piel sana", argumenta.
Los investigadores del Imperial trabajaron en colaboración
con el doctor Francisco Jiménez Acosta, dermatólogo y cirujano de trasplante
capilar de la Clínica Mediteknia y Profesor de
investigación de la Universidad Fernando Pessoa Canarias, en Las Palmas de Gran
Canaria. Este equipo trasplantó folículos capilares en las cicatrices maduras
del cuero cabelludo de investigación de la Universidad Fernando Pessoa
Canarias, en Las Palmas de Gran Canaria. Este equipo trasplantó folículos
capilares en las cicatrices maduras del cuero cabelludo de investigación se
acaba de publicar en la revista científica 'Nature
Regenerative Medicine'.
La esperanza está en el cabello
En la piel, el tejido cicatricial carece de pelo, glándulas
sudoríparas, vasos sanguíneos y nervios, todos ellos vitales para regular la
temperatura corporal y detectar el dolor y otras sensaciones. Además, la
cicatrización también puede afectar al movimiento e incluso causar molestias y
malestar emocional.
En comparación con el tejido cicatricial, la piel sana está
constantemente sometida a un proceso de renovación por parte del folículo
piloso. La piel con vello cura más rápido de sus heridas que la piel sin vello,
y los trasplantes de folículos pilosos ya demostraron con anterioridad su
capacidad de ayudar a la cicatrización de heridas. Inspirándose en esto, los
investigadores se plantearon la hipótesis de que trasplantar folículos pilosos
en crecimiento en el tejido cicatricial podría inducir a las cicatrices a
remodelarse y mejorar.
Después del trasplante de los folículos en las cicatrices del
cuero cabelludo de los tres pacientes, se analizaron al microscopio biopsias de
tres milímetros de espesor procedentes de las cicatrices justo antes del
trasplante y, de nuevo, a los dos, cuatro y seis meses del mismo.
De esta forma, los investigadores pudieron comprobar cómo
los folículos propiciaron profundos cambios en la arquitectura y genómica de
las cicatrices, más propios de un perfil de piel sana y sin lesiones.
Arquitectos de la piel
Después del trasplante de los folículos pilosos en la cicatriz,
los folículos continuaron produciendo cabello e induciendo la restauración de
las diferentes capas de la piel. La cicatrización hace que la capa más externa
de la piel, la epidermis, adelgace, haciéndola vulnerable a los desgarros. Seis
meses después del trasplante, la epidermis había doblado su grosor e
incrementado el crecimiento celular, lo que permitió alcanzar un grosor similar
al de la piel sana.
La siguiente capa de la piel, la dermis, está poblada de
tejido conectivo, vasos sanguíneos, glándulas sudoríparas, nervios y folículos
pilosos. Normalmente, en la cicatriz, la dermis presenta menos células y vasos
sanguíneos, pero tras el trasplante, el número de células se había duplicado a
los seis meses y el número de vasos sanguíneos había casi alcanzado los niveles
de una piel normal a los cuatro meses. Esto demuestra que los folículos
propiciaron el crecimiento de nuevas células y vasos sanguíneos en las
cicatrices, los cuales eran incapaces de conseguir sin ayuda.
La cicatrización también aumenta la densidad de fibras de
colágeno --una estructura de gran importancia en la piel--, lo que hace que se
alineen de forma que el tejido cicatricial presente una mayor rigidez que el
tejido sano. Los trasplantes capilares redujeron esa densidad de las fibras, lo
que permitió formar un patrón de tejido entrelazado que redujo la rigidez, un
factor clave en los desgarros y la incomodidad.
Ahora los investigadores se encuentran trabajando para
descubrir los mecanismos subyacentes, de forma que puedan desarrollar terapias
que remodelen el tejido cicatricial hacia una piel sana, sin necesidad de tener
que recurrir al trasplante de folículos pilosos ni al crecimiento de los
cabellos. De esta forma, más adelante podrán testar sus hallazgos en piel sin
pelo o en órganos como el corazón, que puede presentar cicatrices tras un
ataque cardiaco, o el hígado, que puede sufrir cicatrices a causa de la
enfermedad del hígado graso y de la cirrosis.
"Esto tiene aplicaciones obvias en la mejora de la
autoestima de la gente, pero nuestro enfoque va más allá de lo cosmético, ya
que hay que tener en cuenta que el tejido cicatricial puede generar problemas
en todos nuestros órganos", apunta Higgins.
"Mientras que los actuales tratamientos para las
cicatrices, como los factores de crecimiento, se centran solamente en un único
aspecto de la cicatrización, nuestro nuevo enfoque aborda múltiples aspectos,
ya que el folículo piloso probablemente proporciona múltiples factores de
crecimiento, todos al mismo tiempo, que propicia la remodelación del tejido
cicatricial. Esto brinda más apoyo al uso de tratamientos como el trasplante
capilar, que altera la propia arquitectura y la expresión genética de las
cicatrices para restaurar sus anteriores funciones", ha finalizado.