EL
MUNDO
29 enero
2024
Cinco
casos sirven para identificar una posible vía de transmisión de la enfermedad
de Alzheimer
Cristina G. Lucio
Una investigación detalla cómo
desarrollaron demencia décadas después de recibir un tratamiento con hormona
del crecimiento procedente de cadáveres. Esta evidencia no supone que se trate
de un trastorno contagioso, advierten los expertos
Un equipo de investigadores británicos describe en el último
número de la revista 'Nature Medicine' el caso de
cinco personas que desarrollaron una demencia semejante al alzhéimer décadas
después de haberse sometido a un tratamiento con hormona de crecimiento
obtenida a partir de cadáveres.
Esta evidencia sugiere una posible vía de transmisión del
Alzheimer a través de este procedimiento, si bien los autores aclaran que, en
cualquier caso, se trataría de una vía de transmisión excepcional y que ya no
podría darse hoy en día, ya que esa obtención de hormona del crecimiento dejó
de realizarse a principios de los años 80 del pasado siglo.
Tampoco supone que el alzhéimer sea un trastorno contagioso.
No hay ninguna evidencia de que la enfermedad pueda adquirirse por contacto en
actividades diarias o por someterse a intervenciones quirúrgicas habituales o
tratamientos médicos como una transfusión de sangre.
Un procedimiento ahora prohibido
Las cinco personas cuyo caso se detalla en la revista médica
recibieron un tratamiento con hormona del crecimiento extraída de glándulas
pituitarias de cadáveres, un procedimiento que dejó de realizarse hace más de
40 años, después de que se constatara que permitía la transmisión de priones
causantes de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, un trastorno neurodegenerativo
que se hizo famoso en los 90 tras la llamada crisis de las 'vacas locas'. Hoy
en día la hormona del crecimiento que se emplea en distintas terapias se
obtiene de forma sintética.
El mismo grupo de investigadores, dirigido por John Collinge, del Instituto de Enfermedades Priónicas del University College de Londres,
había descrito en estudios previos la presencia de depósitos de partículas de
beta amiloide, un péptido clave en la enfermedad de Alzheimer, en el cerebro de
algunos de estos pacientes afectados por Creutzfeldt-Jakob, lo que les llevó a
investigar más a fondo la relación entre el tratamiento con hormona de
crecimiento procedente de cadáveres y el Alzheimer.
En primer lugar, demostraron que varias muestras antiguas de
hormona del crecimiento procedente de cadáveres estaban contaminadas con beta
amiloide. Pero, además, también probaron que pese a que llevaban años
guardadas, eran capaces de provocar la acumulación de depósitos de beta
amiloide en el cerebro de ratones si se inyectaban.
En la investigación que ahora publican, los científicos
estudiaron el caso de ocho personas de Reino Unido que se sometieron a un
tratamiento con hormona del crecimiento procedente de cadáveres en su niñez y
no desarrollaron enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Cinco de estos pacientes sí
sufrieron síntomas de demencia temprana (los desarrollaron entre los 38 y los
55 años) compatibles con un diagnóstico de Alzheimer.
Los análisis de biomarcadores asociados a la enfermedad
apoyaron la catalogación de los problemas como Alzheimer en dos de los casos
estudiados, y lo apuntaron como posible en otro de los individuos.
Por otro lado, los investigadores realizaron una autopsia a
dos pacientes que fallecieron durante la investigación y constataron la
patología en uno de ellos. Ninguno de los pacientes analizados tenía en su ADN
las mutaciones asociadas al desarrollo de un Alzheimer precoz, lo que descarta
que hubieran desarrollado demencia por este motivo.
En las conclusiones de su trabajo, los científicos sugieren
que sus hallazgos indican que el Alzheimer es una enfermedad potencialmente
transmisible y señalan que, al igual que la enfermedad de Creutzfeld-Jakob,
el Alzheimer también podría adquirirse por un mecanismo similar al de los
priones.
En el texto, los investigadores reconocen que esta vía de
transmisión es excepcional, que no podría producirse hoy en día por el abandono
de ese tipo de abordaje, y que los casos estudiados desarrollaron síntomas de
demencia tras años de exposición a este tratamiento.
De cualquier manera, señalan que "el hallazgo de esta
transmisión en raras circunstancias debe llevarnos a revisar las medidas para
prevenir cualquier transmisión accidental a través de otros procedimientos
quirúrgicos o médicos", tal y como ha indicado Collinge
en un comunicado.
Además, añade, "nuestros resultados también sugieren
que el Alzheimer y otros problemas neurológicos comparten procesos con la
enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, lo que podría tener importantes implicaciones
para comprender y tratar la enfermedad de Alzheimer en un futuro".
Cautela ante los resultados
Para David Pérez, jefe del servicio de Neurología del
Hospital 12 de Octubre de Madrid es necesario "tomar con cautela los
resultados de este estudio".
"Además de que los casos analizados son muy pocos, hay
que tener en cuenta de que son pacientes que sufrieron tumores craneales o
malformaciones complejas, por lo que tuvieron que someterse a diferentes
cirugías, algunos con radioterapia posterior. Los propios autores reconocen que
esto también pudo haber influido en el desarrollo de un deterioro cognitivo posterior",
señala Pérez.
Además, continúa, "no hay que olvidar que el cuadro
aparece 20 o 30 años después y en algunos casos clínicamente no se parece a un
Alzheimer convencional. Los autores señalan que esto puede haber generado una
especie de enfermedad de Alzheimer atípica por la forma en la que se ha
transmitido, pero esto ya es una hipótesis que sería necesario validar",
subraya.
En cualquier caso, el especialista recuerda esta vía de
transmisión sería muy excepcional, se daría solo bajo circunstancias
extraordinarias y, de hecho, no podría producirse hoy, que ya no se obtiene la
hormona del crecimiento de cadáveres. "El Alzheimer no es una enfermedad
contagiosa y nadie debe temer someterse a un procedimiento médico por este
motivo", señala.
En la misma línea se pronuncia Tara Spires-Jones,
jefa de grupo en el Instituto de Investigación de la Demencia del Reino Unido y
presidenta de la Sociedad Británica de Neurociencia, en declaraciones a Science Media Center: "Este estudio analizó si las
personas pueden desarrollar la enfermedad de Alzheimer como consecuencia de un
tratamiento con hormona del crecimiento que ya no se utiliza. Como mencionan
los autores de este estudio, no hay indicios de que la patología del alzhéimer
pueda transmitirse entre individuos en actividades de la vida cotidiana.
Tampoco hay pruebas que hagan temer que los procedimientos quirúrgicos actuales
conlleven algún riesgo de transmisión de la enfermedad de Alzheimer".
"No hay pruebas de que el modo de transmisión de la
enfermedad presentado aquí se haya producido nunca en otros lugares. Ya tenemos
mucho cuidado con la transmisión de tejido cerebral entre personas, debido al
riesgo, pequeño pero real, de transmitir priones que podrían causar la
enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Hay pruebas de que los agregados de beta-amiloide
pueden viajar a través de las sinapsis del cerebro, propagando la demencia.
Este trabajo refuerza esta idea. Queda por ver si el trabajo tiene
implicaciones para las estrategias terapéuticas. El artículo especula con la
posibilidad de que existan diferentes cepas de beta-amiloide, resultantes de
diferentes estructuras de agregados, pero no presenta pruebas directas de
ello", ha señalado, también a SMC y en el mismo sentido Andrew Doig,
catedrático de Bioquímica y director del Programa de Bioquímica de la
Universidad de Manchester.