EL
MUNDO
8 febrero
2023
Viagra
y otros fármacos contra la impotencia, relacionados con menos riesgo de
alzhéimer en hombres
Sonia Moreno
Un estudio en 'Neurology'
detecta menos alzhéimer en varones tratados con fármacos contra la impotencia:
¿casualidad o base para un posible reposicionamiento terapéutico?
Los fármacos para tratar la disfunción eréctil, entre ellos
Viagra, podrían estar asociados con un menor riesgo de padecer la enfermedad de
Alzheimer, según reveló el examen de casi 270.000 varones con la disfunción. El
estudio, que publica Neurology, no prueba que dichos
fármacos reduzcan la probabilidad de alzhéimer, solo indica una asociación
observada, como dejan claro sus autores.
Aunque la asociación termine en nada, la mera posibilidad de
que ya existan fármacos con potencial beneficio para la enfermedad de Alzheimer
es un resultado "alentador y justifica más investigaciones", apunta
la autora del trabajo Ruth Brauer, del University College London, en Reino Unido, quien destaca que
"necesitamos desesperadamente tratamientos que puedan prevenir o retrasar
el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer".
Si finalmente la asociación sugerida se demuestra, los
inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5, fármacos que constituyen un pilar en
el tratamiento de la disfunción eréctil, podrían utilizarse también en la
enfermedad neurodegenerativa. Estos medicamentos funcionan dilatando los vasos
sanguíneos para permitir que fluya más sangre.
No sería su primer reposicionamiento terapéutico de estos
medicamentos: el sildenafilo, el principio activo de
Viagra, se desarrolló originalmente para la hipertensión arterial pulmonar y la
angina de pecho. El notable efecto secundario detectado en los pacientes que lo
recibían marcó el nuevo rumbo de esta pastilla, que ya todos conocemos.
No obstante, antes de llegar a ese punto, como señala Ruth
Brauer, "se necesita más investigación para confirmar esos hallazgos,
aprender más sobre los posibles beneficios y mecanismos de estos medicamentos y
analizar la dosis óptima". Por ello, justifica la realización de "un
ensayo controlado aleatorizada con participantes masculinos y femeninos para
determinar si estos hallazgos se aplicarían también a las mujeres".
¿Cuál es el impacto del uso de los fármacos en el desarrollo
de alzhéimer?
La asociación entre estos fármacos y el menor riesgo de
alzhéimer se vio al revisar el historial clínico de 269.725 participantes
masculinos con una edad media de 59 años a quienes se les había diagnosticado
con disfunción eréctil recientemente; los varones no tenían ningún problema de
memoria o cognición al inicio del estudio. Se les siguió durante un promedio de
cinco años, en los que se comparó el 55% de los participantes a quienes se
recetaron medicamentos para la disfunción eréctil con el 45% que no tenían
recetas. Durante el estudio, 1.119 personas desarrollaron la enfermedad de
Alzheimer.
Entre los participantes que tomaron los medicamentos, 749
desarrollaron la enfermedad, lo que corresponde a una tasa de 8,1 casos por
10.000 personas-año (el dato de personas-año representa tanto el número de
personas en el estudio como la cantidad de tiempo que cada persona es seguida
en el estudio). Entre los que no tomaron los medicamentos, 370 fueron
diagnosticados con alzhéimer, lo que corresponde a una tasa de 9,7 casos por
10.000 personas-año.
En la investigación se ajustaron otros factores que podrían
afectar la tasa de la enfermedad de Alzheimer, como la edad, el tabaquismo y el
consumo de alcohol. Así encontraron que las personas que tomaban medicamentos
para la disfunción eréctil tenían un 18% menos de probabilidades de desarrollar
alzhéimer que las personas que no.
La asociación fue más fuerte en aquellos a quienes se les
emitieron más recetas durante el período del estudio. Una de las limitaciones del
trabajo es que se basa en registros de prescripción, pero los investigadores no
tienen certezas sobre el uso que hacen los participantes de esas recetas, hecho
que destaca Ivan Koychev, investigador clínico
principal de la Plataforma de Demencia del Reino Unido, de la Universidad de
Oxford: "El estudio está limitado por el reto que supone establecer
relaciones causales en los estudios epidemiológicos. Además, este tipo de
fármacos suele tomarse según las necesidades, por lo que es difícil saber qué
cantidad se tomó realmente y con qué frecuencia".
El investigador, no obstante, apunta a SMC de Reino Unido,
que la reducción del riesgo de alzhéimer es mayor a medida que hay más
prescripciones, y también "en personas con factores de riesgo de
cardiopatía (hipertensión arterial, diabetes), lo que sugiere que el efecto
puede deberse a la neuroprotección a través de
mecanismos vasculares".
Las valoraciones de otros expertos que recoge SMC de Reino
Unido también inciden en que aunque no hay una prueba concluyente que relaciona
a los fármacos con el menor riesgo de alzhéimer, los resultados sí avalan más
investigación. "Merece la pena seguir estudiando este tipo de fármacos en
el futuro", afirma Tara Spires-Jones, presidenta
de la Asociación Británica de Neurociencias y catedrática del Instituto de
Investigación de la Demencia del Reino Unido en la Universidad de Edimburgo.
¿Cuál es el papel del óxido nítrico?
Otro de esos expertos, Francesco Tamagnini,
neurofisiólogo de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Reading,
introduce en la hipótesis al óxido nítrico, cuyo papel "en la
consolidación, codificación y recuperación de la memoria se conoce desde hace
algunos años".
"El óxido nítrico interviene tanto periféricamente en
la función eréctil (al mediar en la vasodilatación) como centralmente en la
cognición, al modular la función neuronal. Por ejemplo, se ha observado que la
transmisión dependiente del óxido nítrico es necesaria para la memoria de
reconocimiento visual dependiente del córtex perirrinal",
como muestran algunas de sus investigaciones publicadas.
"En teoría, es posible que la promoción de la
transmisión nitrérgica pudiera mejorar la función de
la memoria, pero la pregunta sigue siendo si la asociación observada está
describiendo un efecto directo. Este es un gran estudio, pero se necesitan más
pruebas contundentes para comprobar un mecanismo de acción. Podría ser que
ejerciera un efecto terapéutico afectando directamente a las neuronas (si el
fármaco es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica) y/o aumentando el
flujo sanguíneo, pero ambas hipótesis deben probarse".