EUROPA
PRESS
28 diciembre
2022
Una
nueva prueba detecta en sangre la neurodegeneración del Alzheimer
Un grupo de neurocientíficos dirigido
por un investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh
(Estados Unidos) ha desarrollado una prueba para detectar un nuevo marcador de
la neurodegeneración de la enfermedad de Alzheimer en una muestra de sangre,
según publica en la revista 'Brain'.
El biomarcador, denominado "tau derivado del
cerebro" (BD-tau), supera los resultados de las actuales pruebas de
diagnóstico en sangre utilizadas para detectar clínicamente la
neurodegeneración relacionada con el Alzheimer. Es específico de la enfermedad
de Alzheimer y se correlaciona bien con los biomarcadores de neurodegeneración
del Alzheimer en el líquido cefalorraquídeo (LCR).
"En la actualidad, para diagnosticar la enfermedad de
Alzheimer es necesario realizar pruebas de neuroimagen --explica el doctor
Thomas Karikari, autor principal y profesor adjunto
de Psiquiatría en Pitt--. Esas pruebas son caras y se tarda mucho en programarlas,
y muchos pacientes, incluso en Estados Unidos, no tienen acceso a escáneres de
IRM y PET. La accesibilidad es un problema importante".
Actualmente, para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer,
los médicos utilizan las directrices establecidas en 2011
por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento y la Asociación de Alzheimer.
Las directrices, denominadas Marco AT(N), exigen la detección de tres
componentes distintos de la patología del Alzheimer --la presencia de placas
amiloides, ovillos de tau y neurodegeneración en el cerebro--, ya sea por
imágenes o mediante el análisis de muestras de LCR.
Pero ambos enfoques adolecen de limitaciones económicas y
prácticas, lo que impone la necesidad de desarrollar biomarcadores de AT(N)
cómodos y fiables en muestras de sangre, cuya recogida sea mínimamente invasiva
y requiera menos recursos. El desarrollo de herramientas sencillas que detecten
signos de Alzheimer en la sangre sin comprometer la calidad es un paso
importante para mejorar la accesibilidad, afirma Karikari.
"La utilidad más importante de los biomarcadores
sanguíneos es mejorar la vida de las personas y mejorar la confianza clínica y
la predicción del riesgo en el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer",
añade Karikari.
Los métodos actuales de diagnóstico sanguíneo pueden
detectar con precisión anomalías en la beta amiloide plasmática y la forma
fosforilada de tau, dos de los tres parámetros necesarios para diagnosticar con
seguridad la enfermedad de Alzheimer.
Pero el mayor obstáculo para aplicar el marco AT(N) a las
muestras de sangre radica en la dificultad de detectar marcadores de
neurodegeneración específicos del cerebro y no influidos por contaminantes
potencialmente engañosos producidos en otras partes del organismo.
Por ejemplo, los niveles sanguíneos de neurofilamentos
ligeros, un marcador proteínico del daño de las células nerviosas, se elevan en
la enfermedad de Alzheimer, el Parkinson y otras demencias, lo que los hace
menos útiles cuando se intenta diferenciar la enfermedad de Alzheimer de otras
afecciones neurodegenerativas. Por otra parte, la detección de tau total en la
sangre resultó ser menos informativa que el control de sus niveles en el LCR.
Aplicando sus conocimientos de biología molecular y
bioquímica de las proteínas tau en distintos tejidos, como el cerebro, Karikari y su equipo, que incluye científicos de la
Universidad de Gotemburgo (Suecia), desarrollaron una técnica para detectar
selectivamente la BD-tau evitando las proteínas "big
tau" flotantes producidas por células ajenas al cerebro.
Para ello, diseñaron un anticuerpo especial que se une
selectivamente a la BD-tau, haciéndola fácilmente detectable en la sangre.
Validaron su ensayo en más de 600 muestras de pacientes de cinco cohortes
independientes, incluidas las de pacientes cuyo diagnóstico de enfermedad de
Alzheimer se confirmó tras su fallecimiento, así como de pacientes con
deficiencias de memoria indicativas de Alzheimer en fase inicial.
Las pruebas demostraron que los niveles de BD-tau detectados
en muestras de sangre de pacientes con Alzheimer mediante el nuevo ensayo
coincidían con los niveles de tau en el LCR y distinguían con fiabilidad el
Alzheimer de otras enfermedades neurodegenerativas. Los niveles de BD-tau también
se correlacionaron con la gravedad de las placas amiloides y los ovillos de tau
en el tejido cerebral confirmada mediante análisis de autopsias cerebrales.
Los científicos esperan que el seguimiento de los niveles
sanguíneos de BD-tau pueda mejorar el diseño de los ensayos clínicos y
facilitar la selección e inscripción de pacientes de poblaciones que
históricamente no se han incluido en las cohortes de investigación.
"Existe una enorme necesidad de diversidad en la
investigación clínica, no sólo por el color de la piel, sino también por el
nivel socioeconómico --subraya Karikari--. Para
desarrollar mejores fármacos, los ensayos deben incluir a personas de distintos
orígenes y no sólo a quienes viven cerca de centros médicos académicos".
"Un análisis de sangre es más barato, seguro y fácil de
administrar, y puede mejorar la confianza clínica a la hora de diagnosticar el
Alzheimer y seleccionar a los participantes en los ensayos clínicos y el
seguimiento de la enfermedad", concluye.
Karikari y su equipo tienen previsto
realizar una validación clínica a gran escala de la BD-tau en sangre en una
amplia gama de grupos de investigación, incluidos los que reclutan
participantes de diversos orígenes raciales y étnicos, de clínicas de la
memoria y de la comunidad. Además, estos estudios incluirán adultos mayores sin
evidencia biológica de la enfermedad de Alzheimer, así como aquellos en
diferentes etapas de la enfermedad. Estos proyectos son cruciales para
garantizar que los resultados de los biomarcadores sean generalizables a
personas de todos los orígenes, y allanarán el camino para que BD-tau esté
disponible comercialmente para su uso clínico y pronóstico generalizado.