EUROPA PRESS

1 diciembre 2017

 

Cómo afecta la distribución de grasa al riesgo cardiovascular

 

No es la cantidad de grasa en el cuerpo sino su lugar de almacenamiento lo que puede aumentar el riesgo de una persona de sufrir un ataque cardiaco, accidente cerebrovascular y diabetes, según concluye un estudio presentado este martes en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de América del Norte (RSNA, por sus siglas en inglés), que se celebra en Chicago, Estados Unidos.

 

El trabajo analizó las diferencias en los patrones de distribución de grasa entre hombres y mujeres con sobrepeso y obesidad y su riesgo cardiometabólico asociado.

 

Según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de Estados Unidos, más del 70 por ciento de los estadounidenses tienen sobrepeso u obesidad. La obesidad pone a las personas en riesgo de una variedad de problemas de salud y es la segunda causa principal de muerte prevenible en Estados Unidos.

 

Sin embargo, las personas del mismo peso o índice de masa corporal (IMC) pueden tener perfiles de riesgo muy diferentes, en función de la genética, el estilo de vida y la dieta. Además, la composición corporal difiere entre hombres y mujeres, y las mujeres poseen proporcionalmente más grasa y los hombres tienen más masa muscular.

 

La distribución de grasa es un determinante importante del riesgo cardiometabólico. La mayoría de la gente ha escuchado las frases sobre "en forma de manzana" y "en forma de pera", dos descripciones comunes de las formas del cuerpo humano, en función de donde tiende a almacenarse la grasa en el cuerpo.

 

En los cuerpos en forma de manzana, la grasa se distribuye en gran medida alrededor de la sección media, mientras que, en los cuerpos en forma de pera, la grasa se distribuye más abajo alrededor de las caderas y los muslos. El tipo de grasa almacenada también juega un papel en el riesgo cardiometabólico: un tipo de grasa, la grasa ectópica, es particularmente peligrosa y se puede encontrar en lugares como la región abdominal, los músculos, el hígado y otros órganos.

 

"Presumimos que existen diferencias basadas en el género en la composición corporal y en los depósitos de grasa ectópica y que podrían asociarse con perfiles de riesgo específicos de género para enfermedades como diabetes, enfermedades cardiacas y apoplejía", afirma la autora principal, Miriam A. Bredella, radióloga en el Hospital General de Massachusetts y profesora asociada de Radiología en la Escuela de Medicina de Harvard, en Boston, Estados Unidos.

 

Para el estudio, Bredella y sus colegas reclutaron a 200 jóvenes (con una edad promedio de 37 años) y personas con sobrepeso y obesas que por lo demás estaban sanas. De 200, 109 eran mujeres y 91 eran hombres. Las mujeres y los hombres tenían una edad similar e índice de masa corporal parecido.

 

Después de ayunar durante la noche, los participantes del estudio se sometieron a absorciometría con rayos X de doble energía (DXA, por sus siglas en inglés) y tomografías computarizadas para determinar la composición corporal, así como a espectroscopía de resonancia magnética (MRS, por sus siglas en inglés) para cuantificar y analizar las grasas.

 

Los resultados mostraron que las mujeres presentaban un mayor porcentaje de grasa y más grasa subcutánea (debajo de la piel) pero menor masa magra, en comparación con los hombres. Sin embargo, los hombres registraban más tejido adiposo visceral (VAT, por sus siglas en inglés) o depósitos de grasa ectópica ubicados en el abdomen alrededor de los órganos internos (comúnmente conocido como "tripa cervecera") y más grasa ectópica en los músculos y el hígado.

 

"Los hombres obesos tienen grasa visceral relativamente alta, grasa dentro de las células musculares y grasa hepática, que son todos factores de riesgo de enfermedad cardiometabólica, en comparación con las mujeres con el mismo IMC --apunta Bredella--. Sin embargo, los hombres poseen mayor masa muscular y magra, que protegen la salud cardiometabólica. Las mujeres tienen una mayor cantidad relativa de grasa corporal total y una mayor grasa superficial en el muslo, lo que protege la salud cardiometabólica".

 

Los hombres tienen más riesgo cardiometabólico

En comparación con las mujeres, los hombres registran mayores medidas de riesgo cardiometabólico en general, pero la grasa ectópica no se asocia significativamente con el riesgo cardiometabólico en los hombres. La grasa ectópica en las mujeres, sin embargo, se vinculó fuertemente con las medidas de riesgo cardiometabólico. "Los depósitos de grasa perjudicial en las profundidades del vientre, los músculos y el hígado son más perjudiciales para la salud cardiometabólica en las mujeres en comparación con los hombres", afirma Bredella.

 

En un estudio relacionado presentado este martes por Bredella en la RSNA 2017, los investigadores observaron la relación entre la obesidad sarcopénica o la pérdida de masa muscular esquelética en presencia de obesidad y su relación con el riesgo cardiometabólico. Muchos factores pueden conducir a la obesidad sarcopénica en adultos jóvenes, particularmente la obesidad y la falta de ejercicio.

 

"Pero también hay anormalidades hormonales --señala Bredella-- como la baja secreción de la hormona del crecimiento en individuos con obesidad abdominal. La hormona del crecimiento ayuda a desarrollar masa muscular. La nutrición también juega un papel importante y la ingesta insuficiente de proteínas puede conducir a la pérdida de músculo".

 

Los investigadores estudiaron a 188 adultos jóvenes, con sobrepeso y obesos que por lo demás estaban sanos. Los participantes se sometieron a DXA y tomografías computarizadas y varias pruebas metabólicas, lo que mostró que tener una relación de masa muscular magra a IMC baja se relaciona con riesgo cardiometabólico, y estos efectos fueron más fuertes en las mujeres que en los hombres.

 

"La obesidad sarcopénica puede ser un mecanismo poco apreciado que vincula la obesidad con la enfermedad cardiometabólica --afirma Bredella--. Eso pone énfasis en la importancia de acumular masa muscular en el contexto de la obesidad".